¡Monterrey! Viviendo sin agua
La Sultana del Norte se ha quedado sin agua.
Un problema que afecta a todos los que viven en Monterrey, sin embargo, nos hemos sentado a esperar a que el gobierno resuelva esta situación. Como si esas cosas pasaran.
Es evidente que esta escasez es debida, principalmente, a la mala gestión de los gobiernos, las concesiones ridículas de agua para el sector privado y el poco control sobre la cantidad de agua que se utiliza en los distintos puntos de extracción, pero eso no nos absuelve de nuestra parte de la culpa.
Esta crisis de agua, también se debe en gran parte a los cambios climáticos que estamos viviendo. En Monterrey no ha llovido lo suficiente en los últimos años, y la temperatura año tras año no hace más que subir, y de esto sí que podemos sentirnos responsables todos, todos sumamos a la contaminación y desgaste de nuestro planeta.
Hay muchos medios hablando sobre los principales culpables de esto, así que yo no haré lo mismo. Sí quieres leer un informe periodístico que hable sobre las principales causas a detalle, te dejo este artículo Los Explotadores del Agua, una investigación que se hizo hace unos años.
La idea de mi post es dar una perspectiva distinta, ya conocemos el problema, ahora busquemos soluciones.
Si seguimos esperando a que alguien más empiece el cambio que queremos ver, dependeremos de otros siempre
Hagamos conciencia
Tal vez te preguntes ¿Y qué podríamos hacer nosotros para mejorar esta situación? Bueno, te sorprenderán algunos pequeños cambios que podrían marcar una gran diferencia, para un futuro más feliz.
Empecemos cambiando nuestro paradigma, tenemos una responsabilidad como consumidores, muchos de los productos que consumimos a diario, dejan una huella importante en el planeta.
Y tal vez pienses que es culpa de las empresas, porque ellas son las que contaminan directamente, lo cual es cierto, pero las empresas responden a la demanda que nosotros generamos de sus productos y servicios.
Si consumimos menos de sus productos, por ende, la producción sería menor, que se traduciría en menos contaminación.
Huella Hídrica de los productos que consumimos
La Huella Hídrica es un indicador medioambiental que define el volumen total de agua dulce utilizada en la producción de los bienes que consumimos.
Si nunca has visto la cantidad de agua que se puede gastar en la elaboración de los productos que consumimos a diario, tal vez te sorprendas un poco.
- El alimento que más agua necesita para su producción es la carne de vaca, que en promedio utiliza unos 15,000 litros de agua para generar un kilogramo de esta. La carne de cerdo o el pollo, gastan en promedio la mitad de esta.
- Los lácteos son productos que también necesitan mucha agua, la leche en promedio necesita 1,000 litros de agua para generarse uno y la mantequilla necesita casi cuatro veces más agua.
- Un litro de refresco requiere de casi 70 litros de agua para su producción, y aquí estamos hablando de un alimento que no aporta nada nutricionalmente, como si lo hacen los mencionados anteriormente.
- La industria cervecera necesita casi 300 litros para generar un litro de cerveza.
Otros productos que vemos en nuestro día a día y que también consumen mucho de este recurso.
- Un pantalón de mezclilla, gasta 3,000 litros.
- Un par de tenis para hacer deporte, 4,400 litros.
Es difícil dimensionar el impacto de nuestras acciones en algo tan cotidiano como elegir lo que llevamos a la mesa, lo que bebemos o lo que compramos para vestir, y con esto no quiero satanizar las compras o hacerte sentir mal por lo que comes, lo que busco es crear conciencia para convertirnos en consumidores responsables.
Que seamos capaces de elegir lo que es mejor para nosotros y lo demás.
Siento que caemos en hipocresía al quejarnos y querer que el agua vuelva, mientras en nuestro día a día consumimos productos que no hacen más que desperdiciarla en su producción.
¿Qué podemos aprender de todo esto?
Creo que de casi todo podemos obtener alguna lección, no tiene que encantarnos, pero siempre hay algo que aprender, y esta crisis no es la excepción.
Muchas veces damos por sentado que las cosas que conocemos o tenemos, siempre estarán a nuestra disposición.
Normalizamos todas las cosas que tenemos, tanto que dejamos de apreciarlas y valorarlas, claro, hasta que las perdemos o nos hacen falta.
No deberíamos esperar a situaciones extremas para darnos cuenta del valor de las cosas que poseemos, un simple vaso de agua, algo que por años no valoramos, hoy estoy seguro de que lo hacemos con cada gota de ese vaso.
Mi reflexión sobre esto, es que debemos aprender a ser consientes con todo lo que tenemos, valorarlo cuando lo tenemos y tomar acción cuando aún estamos a tiempo.
Quiero aclarar que para nada culpo a la población de todo esto, los mayores responsables son quienes toman las decisiones y nos representan. Pero estoy cansado de culpar a los demás y no hacer nada al respecto.
Como sociedad podemos hacer grandes cosas, o al menos deberíamos intentarlo.
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Hasta el próximo post.